domingo, 15 de abril de 2012

Monumentos de Santa Cruz de La Palma

Estatua del Cura Díaz

Don Manuel Díaz
  La persecución contra el párroco palmero, tal y como la percibieron no sólo sus defensores sino otros muchos ciudadanos en todo el Archipiélago, contribuyó a convertirle en un mártir a causa de la libertad, algo que, seguramente, Díaz nunca quiso para sí, puesto que nunca deseó casi nada, salvo el justo reconocimiento de la verdad y de la justicia. Gracias a la iniciativa de la Parroquia Matriz de El Salvador, para el jueves 28 agosto de 2008 se fijó la traslación solemne de sus restos -tras ser exhumados- desde el cementerio de esta ciudad al antepresbiterio de dicho templo, donde se enterraron para siempre. El Cura Díaz -una de las grandes figuras de La Palma- entró, por fin, de nuevo en su amada iglesia, 145 años después de su muerte, para no salir jamás.



SU HISTORIA

Los partidarios absolutistas lo persiguieron y lo desterraron de La Palma en 1824, viviendo en Tenerife hasta 1835. Entre otras cosas, decía a menudo que un pueblo católico puede ser también un pueblo libre. Siempre se había caracterizado por su crítica al absolutismo y la defensa del liberalismo. Fue el 26 de marzo de 1835 cuando el tribunal eclesiástico de la diócesis de Tenerife absuelve al párroco en la causa criminal seguida con motivo del sermón en la función del juramento de la Constitución del año de 1820. Desde el Puerto de la Cruz y a bordo del barco La Cayetana llegó el Cura Díaz a Santa Cruz de La Palma.

Piedra que provocó la caída del cura.
  La lucha de Díaz a favor de una Iglesia más próxima al espíritu fundacional, fraterno y austero de las catacumbas fue, sin duda, la mejor herencia de amor para este padre de la Iglesia palmera de todos los tiempos. Inclinado también hacia las artes, se le conocen obras musicales, escultóricas y pictóricas.

  En 1897 se erigió -hace ahora exactamente 111 años, justo en el centro de la triangular Plaza de España de la capital de La Palma- una estatua de tamaño natural en memoria del sacerdote Manuel Díaz. Se levantó a pocos pasos de donde el polifacético rector de la Parroquia Matriz de El Salvador (desde 1817) había muerto accidentalmente al caer por las escaleras de ese templo en la mañana de Pascua de Resurrección. Se dice que la piedra con la que se desnucó aún se custodia en la prestigiosa Sociedad La Cosmológica de esta ciudad.

  Este tipo de homenajes, lápidas, monumentos que adornan calles y plazas de capitales y lugares peninsulares servirían de estímulo para que otros les siguieran los pasos y cultivasen la virtud, la ciencia y las bellas artes, etc. El culto caballero también había propuesto que se les cambiase el nombre de las Calles de la Cuna y Trasera por los de Díaz Pimienta -General de la Armada y Ejército español que expulsó a los ingleses de la Isla Catalina y Providencia- y Álvarez de Abreu -jurisconsulto distinguido y Marqués de la Regalia- y, en cuanto al Cura Díaz, erigirle una estatua de bronce en la Plaza de la Constitución, frente a la Parroquia del Salvador, donde murió.

Colocación de la Estatua
  La escultura fue encargada a la fundición artística de Federico Masriera y Campins en Barcelona, casa especializada en la reproducción de obras escultóricas monumentales en bronce. Por la correspondencia entre ambos -García y Masriera- se sabe que la fundición de la obra fue ejecutada en junio de 1895 con felicísimo éxito y que había merecido los elogios de cuantas personas han tenido ocasión de verla en esta casa. Para dar a conocer previamente cómo iba a quedar la efigie, se habían enviado al alcalde dos reproducciones fotográficas de un boceto en yeso.

La estatua sería colocada en un pedestal. Sería el primer monumento civil erigido en Canarias. Para su construcción se habían presentado varios diseños, concretamente tres. Dos de ellos en forma de base de tronco piramidal y de columna conmemorativa confeccionado por la propia fundición Masriera y el tercero, obra del madrileño Ubaldo Bordanova Moreno (pintor también de los techos de las capillas mayores de El Salvador, Santuario de Las Nieves, ermita de San Sebastián, iglesia de San Antonio Abad de Fuencaliente, etc.). El dibujo de este prestigioso y polifacético artista fue el elegido, aunque se había prescindido de la reja de hierro forjado que rodeaba la base del pedestal. En la cara delantera del mismo, una lápida en mármol lleva esculpidos varios emblemas alusivos al magisterio eclesiástico y a las cualidades del sacerdote fallecido, tanto artísticas como humanas: el laurel, el cáliz, la palma del martirio, la partitura musical, la lira y una inscripción que reza: A Díaz. Su Patria, 1894. En la lápida posterior aparece un relieve del pelícano con sus crías (símbolo eucarístico y cristológico que se repite en el sagrario del tabernáculo del templo) y una inscripción en latín que, traducida, dice así: Que honor y esplendor, cayo muerto en los umbrales del sagrado templo víctima de su celo. También esta inscripción figura en el enorme retrato de don Manuel Díaz -pintado por el sobrino del fallecido, Aurelio Carmona López (1826-1901)- que aún se custodia en la sala capitular de El Salvador.

El profesor Pérez Morera nos informa de que el simbolismo que la palabra templo encierra para los masones -alusivo al de Salomón-, el pelícano que desgarra su pecho para dar de comer a sus hambrientas crías -símbolo de la caridad y la filantropía- es símbolo del grado 18 de la francmasonería (Díaz Cabrera).
Es magnífica su estatua en el centro neurálgico de La Palma. Un exquisito monumento -de los más fotografiados de la Isla por estar en la renacentista Plaza de España- creado para honrar perpetuamente a un hombre que fue enterrado en el cementerio de su amada ciudad. Una ciudad que -curiosamente- tan sólo colocó sobre su sepulcro una burda lápida de cemento y piedra con una pobre cruz de madera de la que cuelga una tosca leyenda que reza: D.E.P. El Presbítero Beneficiado de la Parroquia de El Salvador. Don Manuel Díaz Hernández. La pobre tumba se halla entre tres fastuosos mausoleos blancos de otros hijos de La Palma.


Sin embargo, siempre hubo alguien que se acordaba de él, puesto que flores frescas nunca le han faltado.


El Alisio

Se trata de la única obra que existe en La Palma del escultor canario más universal y forma parte de la serie que dedicó a desentrañar la naturaleza de ese viento que dota de una naturaleza peculiar a Canarias, como es el alisio, utilizando para ello la mítica forma de las espirales.
Con el paso de los años, El Alisio de Chirino se ha convertido en un símbolo de la zona norte de la capital palmera, aunque gravemente amenazada en su conservación de cara a un futuro no muy lejano.
Desde el Ayuntamiemto de Santa Cruz de La Palma tienen constancia de la delicada situación en la que se encuentra esta escultura abstracta de Chirino, si bien en su momento pidieron presupuesto para reformar la obra y no pudieron hacer frente a la misma debido al alto coste que supone.

DATOS
Título: Viento. El Alisio
Año: 1997
Artista: Chirino
Dimensiones: 1000x300x200 cm.
Técnica: Acero cortén
Propietario: Colección Ayto. de Santa Cruz de La Palma

El Barco de La Virgen y el Museo Naval

Evoca el pasado marinero de Santa Cruz de La Palma, y especialmente, en el siglo XIX, el auge en la construcción naval que vivió La Palma, así como época en la que se emigra a América. El inmueble se debe a la iniciativa de don Armando Yanes Carrillo y otros ilustres palmeros que, con los datos existentes en el Museo Naval de Sevilla y aportando su propia técnica como último fabricante de barcos de vela de nuestra Isla, lo hicieron realidad para la Bajada de la Virgen del año 1940. Es una reproducción de la Santa María con la cual Colón llegó a las costas americanas en 1492. Además, el barco es escenario de uno de los números tradicionales de las Fiestas Lustrales: el diálogo entre el Castillo y la Nave.
Vista del Barco de La Virgen desde La Encarnación
Actualmente se encuentra en su interior el Museo Naval de Santa Cruz de La Palma creado gracias al entusiasmo del Club de Leones de esta Ciudad. Entre sus fondos destacan maquetas originales de barcos fabricados en nuestro litoral, documentos del Juzgado de Indias y cartas marinas del siglo XVIII en pergamino de incalculable valor.



La Fuente de la Plaza España

  La primera plaza, se adapta a la sinuosidad del terreno, lo que permitió adosar la fuente pública sobre un pequeño entarimado. La obra fue terminada en 1588, fecha recogida en una inscripción de la fuente. El coronamiento de la fuente es un frontón triangular cerrado, rematado en sus vértices por un pequeño pedestal. El tímpano aparece blanqueado con elemento heráldicos, dos escudos: el de La Palma y el del gobernador Jerónimo Salazar, sobre el cual estaba en gobierno en aquellos tiempos. Se encuentra adosada a la pared y, enmarcados en un arco rebajado, están los cuatro chorros. Esta fuente servía para el abastecimiento de agua de la ciudad aunque actualmente tiene un uso ornamental. Es la única de estilo renacentista que pervive en las islas.
Se podría considerar un monumento más por su fama y por su antigüedad.




La Cruz de Tercero


  La invasión de la Isla comienza en Tazacorte pero posteriormente se elige como capital Santa Cruz de La Palma debido a las condiciones naturales. Dicha conquista termina el 3 de mayo de 1493. La ciudad es fundada por Alonso Fernández de Lugo. La toma de posesión era una ceremonia sagrada, con la que se incorpora definitivamente a Castilla.

  Cuando llega Alonso a La Palma, es religioso levantando una ermita. La inauguración consistía en hundir la espada en la tierra para señalar el sitito exacto donde se situaría el centro de poder. La espada significa la cruz y la victoria. Tras hincar la cruz en el suelo, los monjes, junto con los militares, pronunciaban la misa. El lugar elegido por Lugo fue en la plaza de La Alameda, que posteriormente fue trasladada a donde se encuentra hoy pues la corriente del barranco la derribó.


  Originariamente se llamaba la cruz del Adelantado, pero más tarde comenzó a conocerse como Cruz del Tercero en honor a un terciario franciscano que la adornaba en su festividad.






Fuente de la Plaza de la Alameda: El Enano

Esta fuente de forma circular se podría decir que es el punto más reconocido de la Plaza de la Alameda. Con su fondo decorado con bonitos azulejos, y el enano de bronce colocado sobre ella, esta fuente es una de las más reconocidas de la ciudad, por no decir la más reconocida. Obra de Luis Morera, un gran artista muy reconocido en La Palma y en Canarias.

Monumento a Don José de Arce


 Monumento a Don José de Arce y Rojas. Palmero que dedicó su vida a la fe religiosa y a la defensa de los indios Nativos en Paraguay. Asesinado en Diciembre de 1715 cuando fue torturado,quemado y arrojado al río atado a una cruz.  Este monumento, fabricado en metal y piedra roja, se encuentra en la c/ Lemus.

Nitrato de Chile

  Letrero de NITRATO DE CHILE podemos verlo a la entrada de la Calle Real. Fue pintado por Adolfo López-Durán Lozano. Dichos letreros se colocaron en todos los puertos de España en el año 1925. El Nitrato era abono a base de excremento de Murciélago.

  Las muertes causadas por este producto en Chile, hizo que fuera prohibido.






El Castillo de la Virgen


  El Castillo de la Virgen no era una edificación militar. Se levantó en la Cuesta de la Encarnación para el Diálogo entre el castillo y la nave (fecha desconocida). Entonces no era más que un castillo construido con madera pintada. 

  Sin embargo, en 1820 don José Gabriel Martín lo reconstruye, añadiéndole un terraplén y un almacén, y colocando 21 cañones de diferentes tamaños que se utilizarían también durante el Diálogo. En 1995 el ayuntamiento lo rehabilita debido a su pésimo estado de conservación.



  Este castillo tiene unas grandes vistas. Desde él se ve toda Santa Cruz de La Palma. Hubiera sido un buen enclave militar, pero fue destinado a otra función.