domingo, 15 de abril de 2012

Arquitectura religiosa

  La arquitectura religiosa comenzó inmediamente tras la conquista de la isla, debido a la importancia del cristianismo en la época. Se puede mencionar una inicial pérdida de bienes y de escritos, que impiden en muchos casos conocer los inicios de algunas iglesias, tras el saqueo los piratas franceses liderados por François Le Clerc en 1553.

  Al principio son templos de reducidas dimensiones, de una sola estancia, que en algunos casos se utilizaban como sede del gobierno municipal.

  Se observa poca evolución en el diseño exterior. Sólo aparecen diferencias superficiales estudiando sus fachadas o del tamaño de las edificaciones.

  Observando las portadas, nos encontramos estilos variados que van desde el gótico al neoclásico, pasando por el renacentista y el barroco. Por otra parte, el tamaño de la edificación dependía en fundamentalmente del aumento de la población. Las iglesias se hacen más altas o más anchas añadiéndoles capillas y naves.

  Según su tamaño y función, podemos hablar de cuatro tipos diferentes de recintos religiosos:




1. Capillas

  Se trata de construcciones relacionadas con las familias más ricas, los gremios más importantes, etc.

  Suelen formar parte de otra edificación. Son de pequeño tamaño y generalmente de planta cuadrada, con una sencilla techumbre de madera cubierta de tejas. La portada está formada por un arco de cantería sencillo, que puede estar labrado. A veces aparece un pequeño campanario pero no es lo normal.

Capilla de casa señorial en La Calafata (Breña Alta)



2. Ermitas

  En la mayoría de los casos suelen estar separadas de otras edificaciones. De planta rectangular y cubierta a cuatro aguas, la ermita comienza a ser un solo recinto hasta que se separa el presbiterio del resto del templo, por medio de un arco. En este momento suelen aparecer en el exterior los contrafuertes para contrarrestar el empuje del citado arco hacia afuera.

  Aparecen campanarios de diseño variado en un lado, en el centro o en las dos esquinas de la fachada.

  Pero más allá de los elementos constructivos, estas ermitas fueron muy importantes para la configuración de numerosas poblaciones rurales y aisladas, ya que eran el único edificio religioso que se tenían cerca, en un tiempo de difíciles comunicaciones.

  Cabe destacar en este grupo la parroquia de la Encarnación.




3. Iglesias

  Con el crecimiento de los pueblos, generalmente la vieja ermita se transforma en un templo mayor. Se amplía la única nave por el lado de la fachada, se abren arcos laterales a ambos lados del presbiterio, construyéndose dos nuevas capillas que servirían como ca­beceras de nuevas naves. La capilla central se amplía hacia el fondo y, así, surge el nuevo templo, con planta en forma de cruz latina, o los templos de tres naves.

  Los muros son de mampostería, y los techos se cubren interiormente de rica madera labrada, los artesonados. De pared a pared aparecen los tirantes, que son vigas que evitan la fuerte presión de los techos y arcos sobre los muros. Las arquerías que separan las na­ves son de piedra, sobre pilastras góticas, en los ejemplares más viejos, y más tarde sobre columnas de orden toscano (fuste liso).

  En parroquias de cierta categoría y en los conventos principales de cada orden, aparecen las torres campanario (Santo Domingo, El Salvador...).


4. Conventos

  Los más importantes fueron los masculinos. Entre las órdenes destacan (muchas ya no se encuentran en la isla) los franciscanos, seguidos por los dominicos, agustinos y, posteriormente, los jesuitas. En cuanto a las órdenes femeninas, resaltar a las clarisas, dominicas, agustinas, bernardas y cistercienses. Se trata de los edificios de mayor volumen dentro del tejido urbano.

Monasterio de El Císter, Breña Alta

  Los conventos son edificaciones complejas, con numerosas estancias organizadas en torno a uno o varios patios cuadrangulares llamados claustros, de manera similar a los palacios civiles.


Ejemplo de claustro (imagen de Google)

  La mayor parte de sus templos han sobreviviendo hasta la actualidad, pero no sus claustros y otras estancias, por el abandono y ruina de la orden.